Tod Freund, meine Muse


Allí la encontré acurrucada, en un rincón de la habitación. Era una criatura indefensa, débil, de apariencia vulnerable. Así me pareció a primera vista. No pude más que intentar ayudarla, o no sé bien qué en realidad. Más tarde, ella mostraría su verdadera esencia.
Una incipiente tristeza,  y una profunda angustia poco a poco fueron parte de mi existir, a medida que este ser estaba más y más próximo a mi.

Cuando pude notar ahí cerca mi propio fin era demasiado tarde. Había dejado de parpadear, y ni siquiera lo noté, pronto respirar tampoco me fue necesario.
Se agotaron todas mis fuerzas, y ahí ella me tomó por completo, llevandome a mi inminente desaparición.
Acaso no lloré, no tuve miedo o clamé piedad?
No podía, algo en mí no me dejaba, no quería. Estaba ahora convencida.
Creo que no me despedí de nadie, nadie acaso me extrañaría. No creí tampoco dejar nada pendiente, ni ser indispensable para algo o alguien. Sólo sucedió, y hoy es cosa del pasado.
Vago descalza, en un vestido roído, buscando almas como yo, taciturnas, desesperadas, a quienes ya no les queda hálito de vida...

Caigo...


...no hay nada ya para mí aquí que me pueda sostener.

Lloro...

...apenas puedo abrir mis párpados, las lágrimas se ha llevado toda mi ilusión.

Imploro...

...a ese Más Allá para que me lleve... no quiero más.

Agonizo...

... y mi espíritu me va dejando de a poco


Muero...

...ya no hay más, hasta mi alma me ha abandonado.